La Flor de la Vida, es el símbolo más significativo de la Geometría Sagrada. Dentro de ella se encuentra codificada la huella o patrón de toda la Creación. La Geometría Sagrada es un lenguaje universal que nos permite acceder al conocimiento ancestral que contiene nuestra memoria celular. La información codificada dentro de La Flor de la Vida, nos permite entender la sabiduría de prácticamente todas las culturas o civilizaciones que han poblado nuestro planeta. Es la clave para entender la naturaleza y mucho más. Y tal vez, lo más importante de todo es que nos facilita un completo entendimiento y experiencia para modelar conscientemente nuestro futuro, así como para acelerar nuestro desarrollo y la expansión de nuestra conciencia tanto en un nivel individual como planetario.
En los 44+2 cromosomas de cada una de las células de nuestro cuerpo, en toda la naturaleza, en el sistema solar y en el universo, encontramos una réplica de los patrones geométricos contenidos dentro de este símbolo ancestral. Entendiendo y trabajando con estas imágenes sagradas, se puede reactivar una antigua forma de respirar a través de la glándula pineal. Este proceso de respiración practicado en la Tierra hace más de 13.000 años, es la clave para la utilización correcta de nuestro Mer-Ka-Ba o Vehículo de Ascensión.
La Flor de la Vida es una plantilla universal con muchas lentes. Cuando se coloca sobre un círculo se abre una ventana hacia la unidad con lo infinito y convierte lo ordinario en una revelación de lo extraordinario. Ver dentro de la ventana de La Flor de la Vida nos reta a unificar nuestra mente, corazón y espíritu. Cuando podemos ver desde esta óptica la trama de la vida, podemos abrazar lo divino en nuestras vidas y transformar nuestro mundo a través de la visión de la unidad universal.
El símbolo de La Flor de la Vida se encuentra impreso alrededor del planeta. Nadie sabe con certeza qué tan antiguo es realmente, pero ha sido encontrado en el Osirión en Abydos, Egipto, así como en otras construcciones en Masada Israel, el Monte Sinaí y muchos templos en Japón, China, India, España y otros muchos más países.
El símbolo de la Flor de la Vida se está difundiendo una vez más dentro de la conciencia de la humanidad. Este nos ayuda a re-conectarnos a un modelo de unidad dentro de la diversidad, que necesitamos para sanar la realidad dividida que vemos a nuestro alrededor. Este es un tiempo para rendirnos a la unidad que nos rodea. Nuestra unidad inherente fue ignorada y pasada por alto alguna vez, pero ahora tenemos la comprensión, las plantillas y las herramientas, para ver realmente su existencia y abrazar esta unidad en nuestras vidas.
Los conocimientos que tantos años estuvieron ocultos, finalmente ven la luz y nos abren las puertas a la Ascensión.
Montserrat