La historia se remonta a mi niñez, cuando yo podía percibir y ver cosas que otros no percibían. Tenía muchos miedos, sentimiento de soledad, de estar en el lugar equivocado y en un tiempo irreal. Esto me ha acompañado toda mi vida.
Al iniciar mi carrera profesional como enfermera, entré en contacto directo con la muerte y el sufrimiento. Mi cuerpo empezó a enfermar. He sufrido durante los 20 años de ejercicio profesional, la enfermedad llamada fibromialgia, un síndrome complejo para la medicina y de difícil solución. En una publicación alemana que encontré le llamaban “la enfermedad de los mutantes”. En aquel entonces, a mi esto me impactó mucho, tenía 20 años.
Realmente mi enfermedad fue la que me hizo tomar conciencia de que era una persona un tanto extraña, a la cual no le servían los estándares. Cuando para mí los raros eran los demás.
Esos 20 años han sido un largo camino de auto-descubrimiento, de mucho dolor físico e incapacidad, en el que han ido apareciendo personajes que me han ido dando claves para seguir adelante. Pero el impulso nacía de mi interior, eso que hoy llamo «FE»; yo sabía que era demasiado joven para ser una inválida. Esta fue una idea que rechacé a priori. Y decidí comenzar a explorar las “rarezas” en mi y fuera de mi. En varias ocasiones aparecieron delante de mí durante el estado de duerme-vela, seres de otros mundos o dimensiones que me pedían que fuera con ellos y al tener a mi hija pequeña, todas las ocasiones me negué a ir con ellos a quién sabe dónde y para qué, aunque no sentía malas intenciones, mi hija era mi prioridad.
Desde mis sueños y visiones internas he ido co-creando mi vida, iba aceptando mis «rarezas». Me solía ver en una ciudad de Luz cristalina, hasta que un día supe que era Shamballa.
Cuando en el año 2003 accedí al Espacio Sagrado del Corazón, comencé a entender que somos mucho más de lo que en esta realidad vemos. Cuando hice ejercicios para conectarme a la Glándula Pineal, accedí a un universo caleidoscópico. Cuando activé el MerKaBa, fue otro viaje alucinante al espacio vacío, sintiéndome unida al Padre y a todo el Universo.
Cada experiencia extraña me ha ido abriendo el prisma de visión interior, hasta que un día del año 2008, meditando con un Elestial, tuve una experiencia multidimensional, donde me dieron información precisa para un futuro lejano y eso me conmocionó. Ahí empecé a tomar conciencia del Ákasha y a profundizar en el tema. Empecé a aceptar mis capacidades psíquicas, no sin conflicto con mi ego. Yo me sentía bien viviendo como intuitiva y soñadora. La disposición al servicio requiere de una gran responsabilidad que el ego rehusa para seguir manteniéndote atado y limitado en la realidad única para él, que es la 3D. Muchos años atrás ya me venían anunciando personajes del mundo psíquico, que mi sanación vendría vinculada a la aceptación de mis dones.
Cada ser humano necesita vivir su proceso egoico de millones de formas, por eso hemos reencarnado tantas y tantas veces para al final, llegado el momento de cada quien, se produzca el despertar de la conciencia y del amor incondicional.
Lo cierto es que Ángeles y Maestros Ascendidos, en especial el amado Jesús el Cristo, se me comenzaron a aparecer hace muchos años, cuando aun yo no les conocía, me daban su nombre y entonces comenzaba una aventura nueva. Permanezco conectada en mi corazón al amor y al mensaje Crístico y a las revelaciones del espíritu del Padre. Su fuerza esta viva en mi día a día. Reconozco y acepto en el año 2008, que es mi Ser Superior quien me solicita que me abra a ser un canal de Luz para ayudar a la Humanidad en estos tiempos. Si antes se me pidió, yo no me sentía preparada, necesitaba tiempo para vivir mi proceso evolutivo a través de grandes experiencias que mal etiquetamos como positivas y negativas, las cuales te van haciendo desarrollarte en soledad como ser humano compasivo y amoroso, entregado al servicio de sus hermanos. Estoy cada día más convencida de que todos vinimos por AMOR.
Si estas leyendo esto y sientes que en algo te puedo ayudar, no dudes en escribirme para compartir tu problema. Siempre hay una solución. Te ayudaré a encontrarla por tí mism@.
¡Confía!
En amor y servicio
Montserrat