Testimonio sobre la Fibromialgia
¿Enfermedad o personalidad?
Escrito por Montserrat Tello en el año 2006
Soy Montserrat, estudié Enfermería y me dediqué a ello durante los + 19 años que duró mi enfermedad.
En este artículo quisiera compartir mi experiencia personal como enferma de fibromialgia y como persona sana en la actualidad. Mi objetivo es poder iluminar el camino a tantos enfermos de estos síndromes “fantasmas” que son las enfermedades auto-inmunes, aportando una gran dosis de optimismo y esperanza.
Empezaría diciendo que cuando tienes 20 años, acabas tu carrera universitaria y empiezas a trabajar, crees que empieza tu vida, una etapa diferente donde ya te sientes útil como adulto para hacer algo productivo con autonomía. De repente, un buen día trabajando empiezas a sentir un dolor agudo en un hombro, pocos días después en una cadera, pocos meses después en la espalda … a esto le añades que eres profesional de la salud y trabajas en un hospital.
Piensas… estoy en el lugar adecuado para que todos mis pequeños males tengan remedio y ¿cuál es tu sorpresa?
La sorpresa y no grata, es que realmente empiezas a darte cuenta que ha empezado una nueva vida para ti; que para empezar no puedes ser tan productiva como tú querías ser, que en el hospital empiezan a hacerte multitud de pruebas diagnósticas donde no aparecen evidencias de patología y tus propios compañeros te miran raro, no saben encasillar qué está pasándote porque desgraciadamente para la medicina lo que no se puede demostrar con pruebas diagnósticas, tiene difícil interpretación y ni qué decir, ningún tratamiento.
La frase de consuelo que recibí del reumatólogo a mis 20 años fue:
“Ten paciencia, es un mal de sufrir pero no de morir”.
Dije: ¡Dios mío y soy profesional de la salud! ¡No voy a permitir esto!
Mi negativa fue rotunda a estar cada vez más incapacitada.
Gracias a Dios o como le queramos llamar, a mi fe, a mi fuerza de voluntad y a mi ilusión por la vida, hoy después de veinte años puedo escribir este testimonio de curación.
Yo ahora soy una mujer sana, ya no tengo el apellido “Fibromialgia” en mi nombre. Por fin me siento libre de mi propia cárcel: mi cuerpo.
Evidentemente tuve que introducirme en otras “medicinas”, porque yo tenía que encontrar el final del camino en el que me había metido, y me gustaría dejar muy claro que nadie te lleva por ningún camino que tú no quieras ir.
Era evidente que tomando medicinas, la mejoría era mínima o nula y busqué otros caminos.
Estudié quiropraxia, naturopatía, reiki, medicina china, un largo etc. y al tiempo iba recibiendo tratamientos que mejoraban pero no eran el milagro que tanta gente busca a la desesperada cuando acude a un terapeuta.
Somos 100 % responsables de nuestras vivencias, yo sé que esto es muy duro decirlo, más duro de entender y de vivir, pero ahora que ya estoy en el otro lado del camino tengo que hablar en estos términos. Y veinte años, puedo asegurar que tienen muchos meses, muchas semanas, muchos días, muchas horas y el 99 % de ellas por no decir el 100% son de dolores insufribles, de incapacidad, de soledad y de incomprensión, por muy acompañado que estés.
Desde la enfermedad, he de decir, que la premisa fundamental es querer curarnos y tomar conciencia de esta responsabilidad para con nosotros. Como terapeuta diré que se puede ayudar mucho a estos enfermos siempre y cuando estén dispuestos a involucrarse en su proceso de sanación; el terapeuta es una guía de viaje, una luz en la más absoluta oscuridad, donde lo que más se agradece es sentirse acompañado, escuchado y comprendido, no juzgado. Desde esa perspectiva, las terapias energéticas son de gran ayuda.
El/la enfermo/a de fibromialgia es en sí mismo/a, el juez más duro que se puede tener. El peor enemigo que podemos tener, es uno mismo.
Hace muchos años, llegó a mis manos un artículo escrito por un alemán que hablaba de que los enfermos de Fibromialgia eran «seres mutantes sobre este planeta», eso me asustó y me llegó muy profundo en mi mente. Busqué más sobre este tema y pude encontrar poco, pero fue suficiente.
Los enfermos de Fibromialgia tenemos que reconocer que aunque no sé si mutantes, sí que somos personas especiales y con unas características comunes de sensibilidad, carácter y comportamiento, además la mayoría mujeres. Todos tenemos algo en común, hemos elegido una enfermedad de AUTO-CASTIGO Y AUTO-ANIQUILACIÓN que es invisible a los ojos de la ciencia y del resto de los mortales. Porque ¿quién diría de un enfermo de fibromialgia que aparenta estar tan enfermo visto desde su apariencia física? Hasta tus familiares más cercanos no entienden lo que te pasa.
Cuando yo empecé con el síndrome reumático (así es como me diagnosticaron hace veinte años), no se había definido ni siquiera la palabra fibromialgia en la medicina; ahora hace relativamente pocos años ya se está reconociendo y dándole más importancia en el mundo médico y en la sociedad, no por los efectos que produce, sino por el número in crescendo de afectados. Cada vez son más las personas aquejadas de este cuadro sintomático y por supuesto que demandan ayuda médica; es una enfermedad con la cual ni vives ni dejas vivir a tu familia, pero hoy por hoy la medicina no tiene solución para ella y casi ni alivio. Podría seguir pero esto es un artículo breve, parte de lo que será el libro de mi testimonio. Veinte años dan para muchos peregrinajes y experiencias.
Para terminar quiero decir que la fibromialgia o síndromes similares son enfermedades (como la gran mayoría) que te brindan la oportunidad de reconocer en ti mismo que no vas por el camino adecuado en tu existencia y que sólo si estas dispuesto a dar un giro de 180º a tu vida encontrarás la SALIDA.
Estas sólo en tu proceso, cuando lo reconozcas te darás cuenta de que TÚ TIENES LA LLAVE para abrir todas las puertas que el mundo te ponga delante. Yo en este momento, escribiendo desde mi corazón soy una puerta para ti lector/a.
En amor y servicio
Montserrat
Publicado en una revista de salud alternativa en el año 2006.
Si deseas compartir, puedes escribirme a la dirección de «contacto», sin compromiso. Info @tumujersolar.com